martes, 9 de junio de 2009

Sabbatella: “Hay que bancarse el tiempo de construcción política, no agarrar atajos”

Por Yolanda Escalada.

Buenos Aires. Dos de la tarde de un martes otoñal. En la zona de Tribunales, el gentío se cruza apresurado con el paso marcado por la sórdida dictadura de los horarios de juzgados y oficinas. Sin embargo, el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal (CPACF) desacelera la locura profesional en su primer piso: un bar que mira a la calle e invita a un recreo de 20 minutos con un cafecito y al fondo, un auditorio con unas veinte personas prestando oídos a una sola voz.


Martín Sabbatella, de riguroso traje y corbata patriótica, cuenta su experiencia ejecutiva frente al distrito de Morón en estos últimos diez años. “Cuando llegamos al gobierno, no hubieron rosas. Durante ocho meses tuvimos llantas encendidas frente al edificio municipal. Fue muy duro el trabajo, pero empezamos poniendo una oficina Anticorrupción para que el vecino se acercara a denunciar cualquier hecho irregular, pedido de coima, etc. La gente no venía porque tenía miedo. En definitiva, no fue sencillo pero tampoco imposible. Nos han hecho creer que es difícil. Dicen `el fantasma del conurbano, no se puede´. Se puede y en Morón lo hicimos” Luego llegan las preguntas que buscan datos concretos en torno a su pasado, que le sirven como carta de presentación para estas elecciones. En un sucinto detalle, el intendente con licencia enumera los logros conseguidos que incluyen llevar la tasa de cobrabilidad del 39 al 76%; mejorar la formación de los docentes con capacitación intensiva; eliminar los bonos de consulta de los hospitales públicos; regularizar los impuestos de pequeñas y grandes empresas, como el Bingo; sacar los policías a la calle y poner pasantes de derecho en tareas administrativas y de mediación en las comisarías.

Sabbatella forma parte de los candidatos invitados por el CPACF, situado en Avenida Corrientes 1441, para charlar con el público durante mayo y junio. Ubicados en un confortable auditorio para cien personas, los asistentes varían en edad pero concuerdan en ámbito laboral y vienen a apoyar o reafirmar sus creencias partidarias. Justamente, las preguntas sobre conformación de estructuras políticas tornan la charla más interesante para el público transcurrida una hora del inicio. “En nuestra fuerza estamos muchos de los que queremos estar pero todavía faltan muchos más. Estamos reunidos los de orientación progresista, popular, nacional, de izquierda. Cada uno tiene afinidad con un nombre particular para resumir el guiso de las distintas vertientes que ocupan este espacio”, dice el candidato de Nuevo Encuentro trayendo reminiscencias del General Perón cuando justificaba la presencia de todos en el peronismo: “Peronistas, los hay combativos, contemplativos, ortodoxos, heterodoxos. Los muchachos se ponen aditamentos, pero todos trabajan por el movimiento”.

Yendo a las fuentes de origen de esta organización política, Sabbatella recuerda que el Encuentro por la Democracia y la Equidad (EDE) en Capital planteó que el progresismo tiene que unirse más allá de las diferencias. Apuesta más fuerte y afirma: “Polino, Heller, Aníbal, Pino, todos ellos son parte del espacio progresista de Capital. Había que encontrar una idea progresista unida en la ciudad que pueda ser la alternativa a la derecha que gobierna y que también pueda saldar la deuda que el progresismo tiene con la ciudad y que parte de este progresismo es responsable”. (Hoy, las encuestas posicionan a los candidatos porteños mencionados de 3ª a 6ª lugar por separado en sus posibilidades electorales.) “Discutimos con todos pero no se logró la unión y por eso decidimos no presentar candidatos para no sumar a la dispersión”. Sin embargo, reflexiona un momento y siguiendo la misma línea, aclara: “Es necesario juntarse porque esto también se ve a nivel regional. Es un momento histórico: Tabaré, Evo, Lula, Chávez dejan atrás el pensamiento único de los ´90, el neoliberalismo. Con matices y diferencias, cada uno está en la búsqueda de caminos distintos. El caso de Bolivia, se liberaron de 500 años de dominación.”.

Desde el fondo del auditorio, un joven en los tardíos treinta sugiere las similitudes del discurso sabbatellista con las propuestas de Chacho Alvarez, que postulaban un espacio renovador para los jóvenes y que terminó con mucha desesperanza. Sabbatella, atento a su reloj cuyos minutos apremian, no esquiva la cuestión y desde un análisis – más hijo de la repetición que coincidencia espontánea de ideas – plantea semejanzas. “Hay punto de encuentro con el FREPASO, que es construir una forma política nueva, alternativa al bipartidismo y que rompa el molde de lo existente. Pero hizo todo lo contrario: nació para combatir al bipartidismo y al final se alió con él; nació para construir algo distinto y terminó haciendo lo mismo, trajo a Cavallo como ministro. Las causas que sustenta Sabbatella para estas decisiones equivocadas son el temor y la resignación. “La gobernabilidad apareció como un fantasma imposible. Hoy lo que nosotros intentamos es no repetir lo que se hizo mal y bancarse el tiempo de construcción política, no agarrar atajos. Hay que construir confluencia entre lo que uno piensa, dice y hace. Acá, los tiempos te apuran en contra y hay que evitarlo. Por falta de tiempo, al impresentable lo peinas un poco mejor, le pones un traje y lo transformas en potable. Eso no se puede admitir”.

Finalmente, el candidato a diputado nacional de 39 años afirma que cree en una fuerza política y en los partidos políticos. “Creo en los liderazgos pero no excluyente de las estructuras políticas, que los trasciende. Creo en el concepto de estructuras proyectuales, con un marco de ideas, con militancia. Descreo de los aparatos políticos viciados, degradados, corrompidos”. Vuelve sobre el tema para cerrar las diferencias con los progresismos pasados: “La estructura partidaria era un problema, era un cepo para la posibilidad de avanzar. Se buscaba una suerte de libertad mayor sin estar atado a la estructura partidaria y vinculada con los medios de comunicación que iba a resolver mejor las situaciones. No solucionó nada. Además, cita el ejemplo uruguayo: “Cuando le preguntan a Tabaré por algo dice que no puede opinar hasta reunirse con la conducción nacional del Frente Amplio. Acá pasa algo y al instante, todos opinan, no tienen que rendir cuentas con nadie. No hay vida orgánica partidaria en una fuerza que tiene ideas. La experiencia del FREPASO fue buena pero fue una gran frustración. Sin embargo, el hecho de que se haya hecho mal no significa que no se siga necesitando una fuerza política nueva que dialogue con todas las fuerzas políticas de este país y que pueda ordenar todo de otra manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario