martes, 26 de mayo de 2009

Caminata en la Feria de González Catán

Por Pablo Hsu.

Cuando el tren de la Línea Belgrano Sur se detuvo en González Catán alrededor de las 10:30 de la mañana, en el punto exacto donde la Av. Simón Pérez choca con Sáenz no había mucho del partido Nuevo Encuentro. “Caminata, volanteada y charla con los vecinos” versaba la agenda de Martín Sabbatella y Jorge Ceballos, candidatos a diputados por la provincia de Buenos Aires, que convocaba a los ciudadanos a encontrarse con ellos el 26 de mayo a la vera de esa estación ferroviaria en La Matanza. A decir verdad, la actividad comenzaba a una cuadra de distancia del punto de encuentro, en la feria apostada a lo largo de la calle Possamay, la primera paralela a Sáenz y las vías. Dos o tres militantes regalaban generosamente propaganda a la entrada (o la salida) del precario mercado popular. Disponían de una pequeña mesa y un par de banderines que, entre los carteles de los negocios, la publicidad y el movimiento de la transitada Pérez, pasaban prácticamente desapercibidos. Ambos políticos, Graciela Iturraspe de la CTA, también candidata, y una comitiva de 20 personas entre militantes y periodistas integraban la caravana que recorrería dos veces la feria, una para ir, otra para volver.

Por el centro de Possamay, el flujo de potenciales clientes marcaba el ritmo a Sabbatella y Ceballos, quienes, a su vez, se lo marcaban a la comitiva que revoloteaba a su alrededor. Los puestos se diseminaban irregularmente sobre los márgenes de la calle, y el borde de la vereda -algunas en gradual desnivel- era utilizado por cada feriante como baulera. La parte más alejada quedaba reservada para la entrada y salida de hogares y comercios. Unos sonreían y se animaban a saludar a los políticos, otros sorprendidos y con actitud curiosa se plegaban al grupo. Bajo las lonas, telas coloridas y mediasombras que auspiciaban de techo a los paseantes, los candidatos se detenían a mirar la mercadería, preguntaban los precios y dialogaban brevemente con los feriantes. Si se daba la oportunidad aprovechaban para profundizar sobre sus propuestas. Cuando hubieron recorrido las tres cuadras del mercado callejero, subieron a la vereda por la esquina e ingresaron a una ferretería. La comitiva, ahora aumentada de tamaño, se hizo tapón en la puerta. Desde afuera se alcanzó a escuchar de Sabbatella la frase que lo caracteriza: “ya lo hicimos en Morón, lo vamos volver a hacer”.


A la salida reinó por un instante el desconcierto. Justo cuando Sabbatella encaró el camino de regreso por la vereda y la comitiva se partía a la mitad alguien advirtió: “¡volvamos por la feria, total, la gente se renueva!”. Y así lo hicieron. La caravana retomó la formación inicial, encabezada por los periodistas que caminaban en reversa, seguidos por los candidatos y su estela de gente. Repitieron la misma hazaña pero con otros puesteros. Faltando tan sólo un cuarto de cuadra para la avenida, un hombre y una mujer acompañados por uno de los militantes-volanteros de la mesita, se acercaron decididos a hablar con el ex-presidente del Nuevo Morón. “Mi marido me ha hablado maravillas de Usted (Sabbatella) y estoy al tanto de las cosas que hizo en Morón”, dijo cordialmente la mujer. Sabbatella se mostró contento y le confesó, en un veloz juego de palabras,que “sólo se puede transformar la sociedad, con la voluntad de aquellos con vocación transformadora nueva y no con aquellos que tienen voluntad transformadora tradicional”. En tanto, el hombre expresó su caprichoso deseo casi lamentándose: “¿no pueden entrar todos ustedes y que se vayan los otros? Yo fui un montón de veces a reclamar cosas y nunca nada”. Luego de un apretón de manos y encaminados nuevamente, Sabbatella le dijo por lo bajo a Ceballos: “¿viste? eran vecinos de Morón”.

La caravana, al llegar a la Av. Pérez, avanzó media cuadra hacia la estación, donde rompió formación. “¡Che, levantá la mesa, nos vamos para allá!”, ordenó un organizador. Allí los candidatos concedieron algunas entrevistas mientras comenzaba el momento de la desconcentración. Con sonrisas y buenos augurios se saludaron entre todos: Iturraspe se fue primero, luego Sabbatella y, finalmente, Ceballos con su séquito de militantes detrás. La caminata llegaba a su fin en el mismo instante en que el tren de las 12:20 partía hacía la estación Buenos Aires, límite barrial capitalino entre Pompeya y Parque Patricios.

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