Por Pablo Hsu.
De eso hablaba el huevo y ahí quiso hacer una recomendación muy paternal: “tenemos que fiscalizarlo, tenemos que organizarlo, tienen que estar tempranito, ¡tempranito!, en los colegios, ¿eh?”. Y para que nadie se pierda en una distracción –no fuera a ser que a alguno se le olvide cómo madrugar- insistió todavía un poquito más: “tocar diana a las 5 de la mañana, levantarse y a las 7 ya estar en el colegio, ¿eh? A desayunar y a meterse ahí a con-tro-lar”. El comentario, por simpático, fue tentador y se hubieran escuchado carcajadas -fueron sólo murmullos- sino fuera porque en realidad era un llamado a la disciplina militante, dada la importancia de la situación política:
“no hay que subestimar a estos muchachos, somos de la provincia de Buenos Aires, estamos en el conurbano, ya sabemos como es eso”. Y recalcó, como si de un postre se tratara, que el relax viene al final: “y cuando terminemos eso, compañeras y compañeros, vamos a festejar, porque Nuevo Encuentro va a ser realidad, de que nace una esperanza, de que va a haber diputados, concejales y van a ser la fuerza que le hace falta a esta provincia de Buenos Aires”.
De todos modos, ni la platea ni el palco se privaron de arengar: “¡vamos compañeros, hay que poner un poco más de huevo, los que cayeron son nuestra memoria, desde la resistencia a la victoria!”, recordando a las víctimas de la última dictadura militar. Ni el escenario esperó al 29 de junio para divertirse porque, cuando Sabbatella cerró el acto con un discurso de media hora, los candidatos se pusieron a bailar, sin pudor alguno.
De eso hablaba el huevo y ahí quiso hacer una recomendación muy paternal: “tenemos que fiscalizarlo, tenemos que organizarlo, tienen que estar tempranito, ¡tempranito!, en los colegios, ¿eh?”. Y para que nadie se pierda en una distracción –no fuera a ser que a alguno se le olvide cómo madrugar- insistió todavía un poquito más: “tocar diana a las 5 de la mañana, levantarse y a las 7 ya estar en el colegio, ¿eh? A desayunar y a meterse ahí a con-tro-lar”. El comentario, por simpático, fue tentador y se hubieran escuchado carcajadas -fueron sólo murmullos- sino fuera porque en realidad era un llamado a la disciplina militante, dada la importancia de la situación política:
“no hay que subestimar a estos muchachos, somos de la provincia de Buenos Aires, estamos en el conurbano, ya sabemos como es eso”. Y recalcó, como si de un postre se tratara, que el relax viene al final: “y cuando terminemos eso, compañeras y compañeros, vamos a festejar, porque Nuevo Encuentro va a ser realidad, de que nace una esperanza, de que va a haber diputados, concejales y van a ser la fuerza que le hace falta a esta provincia de Buenos Aires”.De todos modos, ni la platea ni el palco se privaron de arengar: “¡vamos compañeros, hay que poner un poco más de huevo, los que cayeron son nuestra memoria, desde la resistencia a la victoria!”, recordando a las víctimas de la última dictadura militar. Ni el escenario esperó al 29 de junio para divertirse porque, cuando Sabbatella cerró el acto con un discurso de media hora, los candidatos se pusieron a bailar, sin pudor alguno.
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