martes, 9 de junio de 2009

La seguridad integral

Por Pablo Hsu.

Martín Sabbatella presentó su fuerza política y puntualizó sus propuestas en el ciclo de charlas organizado por el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal el 9 de junio. Fue allí donde aprovechó para explayarse sobre el ríspido tema de la seguridad, elemento recurrente en la agenda de todo medio de comunicación masivo.

“Lo de seguridad es un tema complejo, difícil, porque necesita una mirada más integral y un abordaje entre el estado nacional, provincial y municipal”, dijo. Por un lado, aseguró la necesidad de una “reforma policial profunda” para tener una policía “más profesional” en mejores condiciones de garantizar seguridad democrática, dentro del marco del Estado de derecho, lo que implica más formación, capacitación, mejores salarios y logística. Por el otro, manifestó la intención de enfrentar la corrupción que, aunque pueda “ser una parte menor afecta profundamente” el funcionamiento policial y genera “inseguridad en todo” por el hecho de que “quien tiene que garantizarte la seguridad puede estar asociado” a las redes delictivas.

Dijo, además, que la acción y articulación con los municipios tiene que ver con una “democracia de responsabilidad, de cercanía” porque son la “puerta de entrada al Estado”. Y puso como ejemplo la “mirada del municipio sobre las comisarías en Morón” mediante la inclusión de pasantes estudiantes de derecho de la universidad de Morón reemplazando a la policía en tareas administrativas. Los primeros están “capacitados en resolución alternativa de conflictos y pueden derivar casos menores al equipo de mediación municipal”, permitiendo descomprimir la Justicia ordinaria. El abordaje temprano de asuntos de estas características previene la agudización de los conflictos, evitando que “una cosa sencilla termine siendo un caos en medio de un barrio porque a un vecino se le cayó una maceta”. En segundo lugar, este relevo administrativo permite destinar más policías a la calle, algo que se hace mediante una “central de monitoreo y emergencia municipal”. Acorde a las descripciones del intendente de Morón, este sofisticado sistema de organización consiste en pantallas georeferenciadas del territorio, y cuadrículas “con cada uno de los patrulleros con el mapa del delito” lo que permite un “seguimiento del funcionamiento policial y, además, eliminar los tiempos muertos entre el llamado de emergencia y la intervención policial”. Tal eficiencia está destinada también “al monitoreo de alarmas, cámaras, SAME, defensa civil, bomberos, etc.”

Sin embargo, agrega enfáticamente que “hay que romper con la tendencia en pensar el tema de la seguridad vinculado al tema policial y nada más” y se apresta a ampliar el panorama. “Una ciudad más segura es una ciudad más iluminada, nosotros reconvertimos la totalidad del parque lumínico con un sistema que ilumina mucho más y ahorra energía; es la que recupera y democratiza los espacios públicos en función de la utilización del conjunto de la comunidad”, asegura. Pero por sobre todo, “una sociedad más segura es la que tiene fuertes políticas sociales, de educación, cultura, deportes, inclusión, interacción, empleo y prevención”. Disponen de un programa para los jóvenes que han tenido problemas con la justicia y mediante el cual se intenta reconstruir con ellos un futuro. Y reafirma que “todas estas cosas van juntas, van de la mano. La seguridad implica claramente políticas de prevención del delito y políticas de inclusión social”, por que “una sociedad segura es la sociedad donde estás seguro de que no te roben y, además, seguro de tener salud, educación, deporte, futuro, jubilación al mismo tiempo”.

Cuando se le pregunta sobre la disminución de la edad de imputabilidad de los menores, dice no estar de acuerdo, pero vacila: “obviamente si un menor tiene riesgo para la justicia, para sí y para terceros, tiene que actuar el Estado” y se muestra de acuerdo con un sistema penal juvenil que tenga un tratamiento especialmente orientado. Y aclara que cuando existe un debate sobre ese sistema, y en él una “discusión alrededor de los 14 o 16 años, que reconozco que hay que hacer, al mismo tiempo me asusta”. Para Sabbatella, hay que hacerse en paralelo otra pregunta que se articule con la discusión anterior: “de por qué ese pibe está en esa situación, sino no vamos a solucionar nunca nada”.



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