Por Ma. Belén Tenaglia.
El sol apenas calentaba la fría mañana del 1 de junio, cuando el Sarmiento arribó a la estación de Merlo. Como un desfiladero de animales que se dirigen a corral los pasajeros caminaban por unos pasillos al aire libre delimitado con un alambrado un tanto precario, que conducían a la salida.
Con paso un poco apurado me dirigí por la calle Rivadavia y llegué a la plaza que ya se encontraba vestida de propaganda del partido Nuevo Encuentro. El motivo era obvio, el candidato estaría allí a las 11 de la mañana. La hora pautada ya había pasado. Una joven me detuvo y me entregó un volante del ex intendente de Morón. “¿Querés conocer las propuestas de Sabbatella? Va a estar ahora en la plaza”, me dijo.
A las 11.20 una masa de gente se amontonó en una esquina de la plaza. Martín Sabbatella había llegado acompañado por la candidata a concejala en el partido de Merlo, Patricia Álvez. Cuando los primeros acordes de una canción de León Gieco comenzaba a sonar, Sabbatella emprendió la caminata tradicional seguido por su hermano Hernán Sabbatella y Juan Le Blas, ambos candidatos a concejales en Morón.
El candidato a diputado nacional y toda su comitiva caminaban a lo largo de la calle Libertador. Mientras tanto jóvenes con remeras que llevaban la inscripción del partido repartían a los transeúntes los volantes con las propuestas. Y Sabbatella agregaba: “Señora, ¿sabe quién es éste? (señalando su fotografía en el volante). Soy yo”.
Los jóvenes del Partido Nuevo Encuentro, que escoltaban a Sabbatella y al resto de los candidatos, coloreaban la escena con un “olé ola salgamos todos a militar con Sabbatella Diputado Nacional”.
El recorrido de cuatro cuadras de ida y cuatro de vuelta se extendió por veinte minutos. Nuevamente en la plaza, Martín Sabbatella declaró ante los periodistas que “en muchos municipios sus gobiernos se creen más emperadores que intendentes. Creen que pueden decidir quiénes están y quiénes no. Una cosa es considerarse Napoleón y estar en un neuro psiquiátrico y otra cosa es considerarse Napoleón en el ejercicio del gobierno”.
Para finalizar Sabbatella se unió a los jóvenes de Nuevo Encuentro de Merlo quienes se taparon sus bocas con cinta adhesiva y, tras una cuenta regresiva al unísono, procedieron al acto simbólico de la suelta de palomas.
El sol apenas calentaba la fría mañana del 1 de junio, cuando el Sarmiento arribó a la estación de Merlo. Como un desfiladero de animales que se dirigen a corral los pasajeros caminaban por unos pasillos al aire libre delimitado con un alambrado un tanto precario, que conducían a la salida.
Con paso un poco apurado me dirigí por la calle Rivadavia y llegué a la plaza que ya se encontraba vestida de propaganda del partido Nuevo Encuentro. El motivo era obvio, el candidato estaría allí a las 11 de la mañana. La hora pautada ya había pasado. Una joven me detuvo y me entregó un volante del ex intendente de Morón. “¿Querés conocer las propuestas de Sabbatella? Va a estar ahora en la plaza”, me dijo.
A las 11.20 una masa de gente se amontonó en una esquina de la plaza. Martín Sabbatella había llegado acompañado por la candidata a concejala en el partido de Merlo, Patricia Álvez. Cuando los primeros acordes de una canción de León Gieco comenzaba a sonar, Sabbatella emprendió la caminata tradicional seguido por su hermano Hernán Sabbatella y Juan Le Blas, ambos candidatos a concejales en Morón.
El candidato a diputado nacional y toda su comitiva caminaban a lo largo de la calle Libertador. Mientras tanto jóvenes con remeras que llevaban la inscripción del partido repartían a los transeúntes los volantes con las propuestas. Y Sabbatella agregaba: “Señora, ¿sabe quién es éste? (señalando su fotografía en el volante). Soy yo”.
Los jóvenes del Partido Nuevo Encuentro, que escoltaban a Sabbatella y al resto de los candidatos, coloreaban la escena con un “olé ola salgamos todos a militar con Sabbatella Diputado Nacional”.
El recorrido de cuatro cuadras de ida y cuatro de vuelta se extendió por veinte minutos. Nuevamente en la plaza, Martín Sabbatella declaró ante los periodistas que “en muchos municipios sus gobiernos se creen más emperadores que intendentes. Creen que pueden decidir quiénes están y quiénes no. Una cosa es considerarse Napoleón y estar en un neuro psiquiátrico y otra cosa es considerarse Napoleón en el ejercicio del gobierno”.
Para finalizar Sabbatella se unió a los jóvenes de Nuevo Encuentro de Merlo quienes se taparon sus bocas con cinta adhesiva y, tras una cuenta regresiva al unísono, procedieron al acto simbólico de la suelta de palomas.
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