jueves, 25 de junio de 2009

Perspectiva y plataforma. El nuevo encuentro con lo viejo

Por Pablo Hsu.

Síntesis de la base programática del partido.


Todo lo que el partido Nuevo Encuentro tiene de nuevo dispone su sostén en formas clásicas de la política parlamentaria moderna: el rol activo del Estado para todos los órdenes de la sociedad civil. Pero con un sentido retocado. De su base programática se desprenden tanto estrategias socialdemócratas como bienestaristas, de la reformulación y, a la vez, el “ensanchamiento del Estado”; con el objeto de obtener mejoras en la calidad de la vida política y cotidiana a través de la participación ciudadana, sin exceder las barreras institucionales (constitucionales) del parlamentarismo. Como lo indica el artículo 1º de la carta orgánica provincial del partido, aprobada el 30 de junio de 2008 por la Justicia Federal Electoral, se definen como “de centro izquierda y uno de sus principales cometidos será poner al capital económico al servicio de la gente”. Es decir, lo más a la izquierda del centro es el radio de acción de una fuerza que, más allá de estas elecciones particulares, plantea sus objetivos a largo plazo en una alianza plural, democrática y liberal. En palabras del propio Sabbatella, expresadas en su paso por el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, se trataría de un espacio “que priorice la unidad, que se banque las diferencias y que no las resuelva armando otro partido. Aprender a convivir en una suerte de unidad en la diversidad. Es importante ese diálogo con la historia, para que se nutra de todas las experiencias y vertientes existentes de este universo”.

Desde el discurso se propone relativizar el fuerte carácter representativo que hasta hoy ha tenido la Nación. En efecto, se plantea que el Estado debe propiciar una reestructuración en la organización social con la inclusión, de todos modos parcial, de la sociedad civil en decisiones puntuales a través de mecanismos que el partido denomina “semidirectos”. Esto busca, además, operar como un modo de control por parte de los interesados sobre los funcionarios públicos. La reforma también pretende mejorar la participación ciudadana en los partidos políticos parlamentarios, que son entendidos como las venas de la democracia y el Estado de derecho.

Así, en el orden de la producción se busca la promoción de la actividad industrial y de alta tecnología, turismo (en un país que tiene mucho para ofrecer) y servicios, pero apuntalando con énfasis las bases para la redistribución de la riqueza, la desconcentración de capital y el desincentivo del capital financiero: la proliferación de PyMEs y el desarrollo del mercado interno. Este reflotar de la economía mixta, que tiene su referencia en la articulación de lo público con lo privado, tiene su otra pata en una regulación conciente del mercado laboral. En un país que supo tener a la mitad de su población por debajo de la línea de pobreza, desde el partido se caracteriza al empleo no sólo como un mero engranaje asociado a la producción, sino como un derecho al cual se accede en condiciones dignas. Resulta altamente estimulante para el votante que la reducción del desempleo no se hará a costa de aumentar el trabajo precarizado (práctica común al día de la fecha). En materia fiscal, se habla de una reforma tributaria del tipo progresivo en la que la recaudación se hará en función de la capacidad adquisitiva de los contribuyentes. Se incluye el des-gravamen al consumo, como el caso del criticado Impuesto al Valor Agregado (I.V.A.) que, cuanto más pobre es el ciudadano, mayor incidencia tiene en su bolsillo.

No obstante, el orden productivo no puede planificarse sin políticas medioambientales de desarrollo sustentable. Dada la alarma mundial a causa de la contaminación y el calentamiento global, Nuevo Encuentro cita como tópico imprescindible diagnósticos ambientales integrales con el fin de redistribuir lo medios de producción y evitar perjuicios a los habitantes y a la biodiversidad del territorio nacional. Control demográfico, sobre la producción de residuos y sobre las estructuras productivas “irracionales” son medidas de prevención para la preservación del ambiente. Por otro lado, esta atención ecológica no es gratuita si se tiene en cuenta el conflicto, iniciado en 2003, entre los habitantes de Gualeguaychú y la pastera de la empresa Botnia (situada en territorio uruguayo) por posible contaminación del Río Uruguay.

De las formas de control social se establecen soluciones integrales de prevención, contención y punición. El alto nivel de exclusión social, legado de las políticas de la última dictadura militar, estigmatizan y promueven la carencia del respeto debido de los derechos en los sectores más vulnerados de la sociedad. Por ello, según la plataforma, hacen a la seguridad no sólo la eliminación de los nichos de corrupción en la policía, la capacitación del personal idóneo y el otorgamiento de recursos y logística sino, además, la efectiva integración de los sectores postergados en décadas anteriores, haciendo valer equitativamente los derechos civiles, individuales, colectivos y de propiedad. Se estipula la participación ciudadana en las instituciones de seguridad y en lo referente al castigo, “reformas procesales y penales que hagan más efectivos los procesos sin vulnerar los derechos y garantías constitucionales”.

Estas (re)formas hibridas de ingerencia estatal con salpicaduras de democracia semidirecta, control ciudadano, progreso económico-social integral, con visión ampliada a largo plazo en materia ecológica (sustentable) son, según lo afirma el partido, parte de una tendencia política que se generaliza en la región. Por supuesto, se está haciendo referencia a los gobiernos populares que aparecen luego de las crisis producto de políticas neoliberales y que, desde que el chavismo se impuso en Venezuela, da licencia a algunos para imaginar la constitución de un bloque geopolítico. En cualquier caso, el partido propicia la integración regional en la tendencia común.

Si, como alianza política, Nuevo Encuentro llegó para quedarse, no es para obtener una tajada o simple cuota de poder en situación electoral, sino como respuesta directa al desgaste de la legitimidad de la política representativa. Para nuevas (y viejas) necesidades sociales, igualdad según formas remasterizadas de gobernabilidad. Eso es progresismo. O al menos eso es lo que dicen.

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